Entrevistas

Helen McCallum: Era algo natural y empoderante poder subirte a gritar y hacer ruido

Helen McCallum: Era algo natural y empoderante poder subirte a gritar y  hacer ruido

The Chefs, marzo, 1981. Pete Chrisp

Helen McCallum comenzó en la música en 1977 en Brighton. En el año de la explosión punk británica se colgó el bajo y se enlistó en Joby and The Hooligans, más tarde lo haría en The Chefs, Skat, Helen and The Horns y The She-Punks. Con todas sus bandas y sin ellas o en colaboraciones con otros artistas, ya sea como Helen McCallum o Helen McCookerybook, ha dejado registros en la música, pero no sólo en canciones podemos disfrutar su trabajo, también en las letras, el cine y en esta entrevista podemos encontrar su alma, corazón y tiempo. Con ustedes, una de las leyendas del punk e indiepop inglés. 

Lee la entrevista en su idioma original aquí

Por Píntalo de Negro

-¿Quién es Helen McCallum?
Helen McCallum es mi nombre de nacimiento. Mi papá era escocés y mi mamá escocesa americana.

-¿Cómo surgió la idea de modificar tu apellido?
La mayoría de las personas que en ese momento se unieron a una banda de punk, que comenzaron a fabricar su ropa o a escribir fanzines cambiaron su nombre. Fue un acto que nos permitió comenzar de nuevo, nos dió la oportunidad de regirnos bajo nuestras propias reglas y de poder elegir la persona que queríamos ser. Sentíamos que cargamos con las expectativas de la generación anterior de poder conformarnos y retomar lo que ellos habían empezado a construir pero sus valores eran antiguos y nosotros no contábamos con la estabilidad de un trabajo ni el mismo dinero; necesitábamos desconectarnos de ellos para poder comenzar de nuevo. Los apellidos funcionan a manera de una “marca”, nosotros queríamos reinventarnos.

-¿Cómo te encuentras con el punk?
El punk me encontró a mí. ¡Creo que esa es la respuesta que todos te darían!

-¿Cómo eran tus días en Joby and The Hooligans? ¿Ahí aprendiste a tocar el bajo?
Vivía en una gran pocilga en Brighton, había alrededor de 16 a 20 personas viviendo ahí. Había una banda de punk extremadamente ruidosa que con frecuencia ensayaba en el sótano, unos amigos y yo les conseguimos una tocada con la intención de poder tener una tarde en paz pero no aceptaron la propuesta, así que tuvimos que formar una banda mi novio, otros dos chicos y yo. Como ellos querían tener el gran rol de ‘rock stars’ cantando y tocando la guitarra yo terminé tocando el bajo porque parecía la opción más fácil. Aún así, me dí cuenta que al escuchar los discos era el bajo a lo que siempre prestaba atención y escuchaba, por lo que estaba familiarizada con la función del bajo en las canciones. ¡Aprendí en la práctica!

Joby and the Hooligans. Foto: Ray Renolds, 1978

-¿Qué artistas te inspiraron para dar ese salto a la música?
Recuerdo haber escuchado a Suzi Quatro por la BBC en el programa Top of the Pops, rockeando con su bajo. Yo empecé a tocar en 1977 a la par de muchas otras bandas de punk por lo que no estaba muy al tanto de algunas otras bandas a las que llegué a admirar tiempo después como The Slits, Raincoats, Au Pairs, Mo-Dettes y a Tina Weymouth. También recuerdo la emoción y amor que sentí por Girlschool al verlas tocar en la televisión, como tocaban de esa manera sin perder la compostura. Yo fui muy reservada en la escuela y habían muchos bullies además de que en casa las normas eran muy estrictas. Al haber tantos de nosotros haciéndolo y subiéndose al escenario nunca nos sentimos preocupados o juzgados por hacerlo, era algo natural y empoderante poder subirte a gritar y hacer ruido.

-Cuéntanos de la escena musical de Brighton de finales de los setenta e inicios de los ochenta, de Wreckless Eric, el punk…
Brighton era muy ruidosa, nadie tenía dinero por lo que tú mismo debías abrirte camino en las tocadas. Yo solía trabajar ocasionalmente en la puerta de un recinto llamado “The Alhambra” en donde cada noche había bandas tocando. En Brighton ya había una escena musical antes del punk, habían bandas de folk, blues, heavy metal y reggae en estos recintos tocando cada noche. La escena estaba dividida entre las bandas exitosas que ya habían firmado con disqueras y las bandas que se habían formado a causa del punk. Joby and the Hooligans acompañó a Johnny Thunders and The Heartbreakers una vez que tocaron en la Universidad de Sussex pero estábamos todos tan borrachos que nos desconectaron antes de poder empezar a tocar. La banda más famosa en Brighton en ese entonces eran Piranhas, quienes fueron una gran influencia para Madness. Recuerdo haber visto tocar a Wreckless Eric, the Au Pairs, The Pretenders, The Damned, The Mekons, The Ramones y muchas más bandas. La vida era simplemente sobre la música, la política y comer papas fritas.

-¿Crees que han cambiado las condiciones para que las chicas hagan música?
Desde luego, si yo fuera música en estos días pondría más énfasis en ser una mejor instrumentista e intérprete. Antes todo podía ser más espontáneo, nadie te grababa y a lo mucho te tomaban pocas fotos; el registro quedaba en la memoria de las personas. Ahora todo se documenta y las personas deben ser más cautelosas sobre todo lo que dicen para no ser criticadas. Aparentemente existen más oportunidades, pero son oportunidades controladas por el miedo y el temor al fracaso, las expectativas de la audiencia están muy altas. Mando un saludo a las organizaciones comunitarias como Loud Women que apoyan a las mujeres haciendo música.

-Antes del C86 The Chefs ya estaban componiendo, tocando, grabando, ¿se sienten parte de esa escena o se identifican más con el punk?
Cuando The Chefs comenzó, el punk ya había tomado una dirección distinta. Pareciera como si hubiera sido invadido por un régimen de ideas muy estrictas sobre lo que debía ser y ya no había un lugar para mí ahí. C86 es algo que vino después, en su mayor parte The Chefs pertenecen a la escena musical en Brighton. Todo se complicó al mudarnos a Londres, nos sentíamos mucho más aislados. Siempre quisimos concentrarnos en nuestra composición y en lograr canciones lo más completas posibles, así es como aprendimos mucho musicalmente los unos de los otros. Me sorprendió darme cuenta que formaba parte de una banda que no buscaba únicamente hacer ruido, empecé a pensar más como un músico y menos como una mujer enojada. Cuando Postcards Records empezó a publicar bandas como Orange Juice y Aztec Camera pude conectar con lo que estaban haciendo. Creo que muchas bandas pudieron percatarse de que podían escribir canciones, el movimiento punk fue pionero en poder abrir esos espacios independientes en la industria musical. A finales de los setentas inicios de los ochentas la música independiente empezó a prosperar en Inglaterra. ¡Fue muy energizante!

-¿A qué dificultades te enfrentaste en esos años, en tus inicios?
La violencia, las personas tratando de controlar lo que hacía, era un tiempo muy sexista. Físicamente fui atacada en múltiples ocasiones. Todos parecían odiar a los punks y nosotros los odiábamos de vuelta. Estar en una banda es complicado, tienes muchas discusiones sobre música, pasas demasiado tiempo con las mismas personas viajando y ensayando; es demasiado intenso. Estás en la mira y la gente trata de manipularte, hay celos y envidias y en ocasiones te exigen lo que no estás en condiciones de dar. Pero ese es el precio de la independencia y yo siempre lo tuve presente.

-Hoy eres una leyenda del punk, una respetable académica, ¿las cosas son más fáciles ahora?
¡Para nada! Me cuesta trabajo hacer cosas con las que no concuerdo. Siempre he tenido un espíritu independiente y eso en ocasiones genera conflictos. Es lindo que la gente se siga interesando en lo que hago y tengo que decir, muchas gracias por invitarme a platicar con ustedes.

-Cuéntanos ¿por qué The Chefs? ¿cuál es la historia del nombre?
Cuando estaba en la universidad estudiando arte hice un libro llamado The Handbook of Suburban Styles y en ese libro había una ilustración de un chef bailando acompañada por un poema llamado ‘Food’. Cuando Carl, nuestro guitarrista, me invitó a formar una banda con él yo me sentí sumamente halagada y coincidió en que ya había escrito la música para ese verso. Esa fue nuestra primera canción y la razón por la que elegimos ese nombre.

The Chefs Foto: Fiona Russell, 1981.

-¿Cómo llega The Chefs con John Peel? Cuéntanos sobre esas sesiones.
Solía escribirle cartas a John Peel para platicarle sobre mis bandas. Yo trabajaba en una tienda por lo que tenía mucho tiempo libre tras el mostrador. Eventualmente, me aburrí y dejé de hacerlo. Pero un día en su programa mencionó que recibía cartas de una tal Helen McCookerybook y que se preguntaba por qué había dejado de hacerlo. Por lo que volví a escribirle y mantuvimos el contacto hasta que The Chefs sacaron su EP con Attrix Records, la disquera local de Brighton. Fue muy emocionante grabar nuestra primera sesión, la grabamos en un edificio antiguo en el centro de Londres con un ingeniero de sonido llamado Mike Robinson. Él estaba loco y tenía una gran personalidad, en algún momento de la sesión decidió que necesitaba nuevos altavoces y le subió al volumen lo más que se pudo en la consola y los hizo explotar.

-‘Femme Fatale’ quedó fantástica, ¿por qué hacer una versión de The Velvet Underground?
Es una de las bandas que todos en The Chefs realmente amamos y compartimos a pesar de nuestras diferencias en gustos musicales.

-Han transcurrido ocho años desde la aparición de Records and Tea: The Best of  The Chefs, ¿hay planes para entrar al estudio próximamente con The Chefs?
No, el futuro es mejor que el pasado.

-¿Qué ha ocurrido con quienes integraron The Chefs y The Skat?
Uno es mi hermano, así que, obviamente. Con Carl ya no mantengo contacto y tristemente nuestro baterista Rusell murió hace unos años.

-Vic Godard & Subway Sect fueron de la misma generación que The Chefs, ¿cómo fue trabajar con Vic Godard en ‘Autumn Rendez-Vous’ hace dos años?
Fue muy divertido, que te inviten a colaborar con otros músicos es la mejor parte de todo.

-Háblanos sobre Lost Women of Rock Music: Female Musicians of the Punk Era, ¿cuándo comenzaste a escribirlo y cómo fue esa época?
Estaba estudiando para un programa y descubrí que no había libros sobre las mujeres en el punk en la librería, me sentí decepcionada. Por diez años intenté obtener un doctorado pero me resultaba muy costoso, por lo que eventualmente terminé dando lecturas en la Universidad de Westminster y pregunté si lo podía hacer al mismo tiempo que daba clases ahí. Yo ya tenía dos hijas para ese entonces por lo que fue muy cansado, pero muy motivador al mismo tiempo. Me enojaba que no se reconociera la participación femenina en muchas de las bandas y se le convirtiera en una subcultura masculina. ¡Yo soy la doctora Punk!

Foto: Ruth Tidmarsh

-Stories from the She-Punks surge a partir de ese libro, ¿cómo decides realizar la película? ¿Cuánto duró la grabación? ¿Cómo fue a realización?
Fue idea de Gina, yo conocía al curador musical de la librería británica en Londres de algunas tocadas en las que habíamos coincidido en los ochentas por lo que se me ocurrió preguntarle si podíamos proyectar ahí la película. No nos habíamos percatado que el siguiente año (2016) era el aniversario del punk y que se estaba planeando un gran evento, por lo que ya nos había asignado una fecha sin haber empezado aún a grabar. Tuvimos que apresurar todo y empezar a contactar a las personas, todos accedieron y disfruté mucho hacer esas entrevistas, ha sido de lo mejor que me ha pasado. Todos eran tan simpáticos y poderosos. Muchas cosas salieron mal, cámaras se rompieron, no había presupuesto, mi auto se descompuso cuando regresaba de entrevistar a Jane Munro la bajista de The Au Pairs. Todo el proceso fue en esencia como el punk mismo.

-Gina Birch es otra leyenda, ¿Cómo ha sido trabajar con ella? ¿Cómo es tu relación con ella?
Gina es genial, nos volvimos muy unidas tras entrevistarla para su libro y a partir de eso compartimos muchas cosas, nos fuimos de gira juntas, hicimos música, la película, conocimos a nuestras familias y superamos obstáculos juntas. Ella es una artista, una pintora y en ocasiones es complicado poder coincidir con ella en tiempos pero eso no cambia que siempre vamos a ser amigas.

-¿Tuvieron dificultades para realizar el documental, sus carreras y logros les ayudaron en algo?
¡Demasiadas como para poder enumerarlas!

-En el documental rescatan varias historias que han pasado inadvertidas durante muchos años, ¿cual de estos testimonios crees que es el más valioso?
Todas me son especiales de alguna forma, fue una pena no poder usar todo el material filmado ya que tuvimos que crear una narrativa al mismo tiempo que cumplíamos con otros aspectos de nuestras vidas, tales como ser mamá y el trabajo. Te quedas con la sensación de conocer aún más a las personas y me llena de orgullo haber podido hablar con todos, tanto con los que se hicieron más famosos como con los que no. Me hizo darme cuenta de lo interesantes que son las personas, en especial las mujeres.

-Formaste parte de esa escena punk de los setenta, pero hoy estás documentándola. Haces las preguntas y no al revés. ¿En qué momento cruzaste esa línea?
¡Es una experiencia distinta! Tuve que explorar mi cerebro en lugar de explorar el de los otros.

-¿Cuál es el futuro musical para Helen McCookerybook?
Tengo mi disquera y constantemente estoy grabando y publicando música, les comparto el enlace: https://helenmccookerybook.bandcamp.com/
Constantemente estoy de gira por Inglaterra y a veces en algún país por Europa, por el momento estoy teniendo shows en vivo online.

-¿Hay algo de punk actual que te guste?
¡Amo a Kleenex y a Big Joanie!

-Por último, regálanos un top 10 de tus discos favoritos de punk con voz de chicas.
¡Es complicado! Cualquier material grabado por The Slits, The Raincoats, Kleenex, Bjork, Tom Tom Club, B52, Carmel, y muchos más. Pero sin duda alguna el punk siempre es mejor en vivo. PÍNTALODENEGRO

*Esta entrevista fue traducida por Begoña Vélez, coleccionista de discos y psicóloga de profesión. En sus tardes libres colabora con DJ Señora y Mujeres Vinileras, colectivos que buscan visibilizar la participación femenina y el intercambio de saberes entre las mismas.
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