Crónicas

Breves reseñas sobre la banda más significativa de todos los tiempos (memorias de un fanático para fanáticos) 3/8

Breves reseñas sobre la banda más significativa  de todos los tiempos (memorias de un fanático para fanáticos) 3/8

Publicidad del concierto Molson Canadian Rocks for Toronto, foto del archivo de José Pacheco S.

Molson Canadian Rocks for Toronto, 2003

Por José Pacheco S.

Los Stones harían una gira durante 2002 y 2003 llamada Licks, la cual no contempló México ni Sudamérica. Aún en ese tiempo era toda una aventura conseguir una entrada para cualquier fecha tanto para Estados Unidos como para Europa, de Australia y Japón ni pensarlo, siempre se agotaban las localidades en minutos.

Era 2003 y Canadá sufría los peores momentos económicos y salubres por la gripe aviar (SARS) la cual habían controlado, pero obviamente no había certeza de que así fuera. Nadie quería visitar Canadá, el turismo estaba en sus peores niveles y sus ciudadanos vivían la paranoia de morir por esa gripe, así que el gobierno canadiense puso en marcha un plan para potenciar y poner de nuevo a ese país en las miradas internacionales.

Promocionaron un magno festival, un concierto que resultaba obligado, uno de los más grandes, la entrada era general, el precio era irrisorio con tan solo 21.50 dólares canadienses, la cartelera era irrepetible en la historia con varios artistas y como cabeza se rezaba a los Guess Who, Rush, AC/DC y los Stones, era imposible perdérselo.

Y es que Richards y Jagger tienen un sentimiento particular hacia Toronto, fue ahí donde en 1977 la policía montada le incautó heroína, cocaína y otras sustancias a Keith, acusándolo de posesión e intento de trafico de drogas. En el juicio fue declarado culpable, así que para atenuar la sentencia se sometió a un programa de desintoxicación y en 1978, al publicar el disco Some Girls, Keith dedicaba ‘Before They Make Me Run’, a este episodio en el que pese al gris panorama que creía podría suceder, Canadá fue mas que condescendiente con él y con el resto de la banda.

Así que en medio de la gira Europea los Stones no podían negarse en ayudar a la ciudad que en su momento les dio cobijo y en cierta forma ayuda. Volaron desde Praga y harían un show compartiendo escenario con AC/DC desde Australia, quienes eran teloneros en Europa de los Stones, y que a palabras del mismo Malcolm habían sido desempolvados del baúl donde se encontraban gracias a los Stones.

Los vuelos a Toronto desde México empezaban a subir de precio, la economía canadiense empezaba a recuperarse con el sólo anuncio de su presentación. En esa época no existía el auge de Booking, Airbnb, Couchsurfing ni nada por el estilo, así que equipamos las mochilas y agregamos la tienda de campaña y unos cheques de viajero ante la incertidumbre de dónde pernoctar. Un día antes del show llegamos al aeropuerto Pearson, volteaba a ver en inmigración las inmensas filas de extranjeros con playeras de los Stones, todos ahí hablaban de Rush, AC/DC y Richards.

Llegamos a mediodía, los hostales en Spadina Street estaban repletos, un fan canadiense de los Stones que atendía uno de los lugares nos daba la amabilidad de llamar a sus homólogos encontrándonos habitación en una casa cerca de Queens, un bed and breakfast económico para la demanda que comenzaba, las calles estaban tapizadas promocionando el evento, los convertibles y bares sonaban a los Stones y AC/DC. Quizás para el momento ni los canadienses creían que ese concierto llamado SARSTOCK o el Toronto Rocks, tendría la magnitud de reunir más de 500 mil personas.

A la izquierda el autor de este texto en su visita a Canadá. Foto: José Pacheco S.

Llegamos al Downsview Park, una antigua base militar que servía de aeropuerto alterno, a las diez, quizás las once de la mañana, varios grupos hacían lo propio calentando el ambiente como los Flaming Lips y los Blue Rodeo, actuaciones sin pena ni gloria; de repente en plena tarde salía Justin Timberlake, era el momento del desprecio generalizado, el abucheo y la rechifla, era el sacrificado para desahogar ese sentimiento y deshacerse de las botellas de agua que ante la ola de calor y ya para esa hora eran gratuitas, cientos de plásticos volaban hacia su humanidad, pobre, era el tipo que se había equivocado de lugar y blanco perfecto de mofa, que pese a ser primer mundo, y por obvias razones, no toleraban.

Mientras tanto, abajo, la gente era refrescada con mangueras manipuladas, cada vez eso se convertía en una fiesta infernal, la temperatura subía, era pleno verano, litros de cerveza, agua y sudor, mujeres desnudas empezaban a volar y caer sobre mi cabeza, nunca tuve reparo en molestarme, todas eran hermosas, estaba en ese momento en el lugar exacto.

Foto: José Pacheco S.

RUSH iniciaba con ‘Tom Sawyer’ y ‘Limelight’, la multitud cada vez estaba más apretada, los headbangers caucásicos y anglosajones con sus chalecos de mezclilla y parches de AC/DC tenían que perderlos o morir de insolación, las mujeres tomaban el sol tal cual Copacabana o Cancún, la fiesta se desbordaba de felicidad, era Rush su banda canadiense a la cual realmente amaban.

Foto: José Pacheco S.

El sol caía y aún con luz de día a unos metros tenia frente a mi a AC/DC, iniciaban con ‘Hell Ain’t a Bad Place to be’ y ‘Back in Black’, la multitud brincaba y era casi imposible tomar una foto sin que saliera “movida”, nunca antes me había encontrado ante tal éxtasis, eso sucedería todo el tiempo, ahí estaba con la única bandera de México y frente a mi Angus y Malcolm Young (RIP) coreando ‘You Shook Me All Night Long’ y retumbando el lugar con ‘Thunderstruck’ y ‘Let There Be Rock’. Nunca vi a AC/DC con plena resolana de luz solar tan entregado y tan impactado como aquella ocasión.

Detrás de la bandera de México está el autor de este texto.

Ya caída la noche y ante el desquicio de la multitud se oía el primer riff de Keith Richards con ‘Start Me Up’ y ‘Brown Sugar’. Las luces del escenario permitían ver todo el vapor humano, el pasillo central y frontal. Los primeros auxilios se saturaban con gente sofocada, desmayada, y otros más drogados y borrachos, mientras seguían nadando humanidades sobre mi cabeza.

Los Stones tocaban quizás en lo mas alto de su plenitud y madurez, esa potencia no la volví a ver, Charlie tenia el bombo ecualizado de una manera mas grave que le daba un punch aún más poderoso a la batería, y llegaba un relax con ‘Don’t stop’, después de esa gira nunca volvieron a tocar esa historia del calor en las noches de verano en que esa bella chica pedía no te detuvieras, y ‘Ruby Tuesday’.

La ovación a Keith ha sido quizás la más grande que se haya llevado en años, al grado de hacerlo llorar, la gente ni siquiera lo dejaba hablar de los altos decibeles que emitían, fue un setlist que tenía su plus distintivo a las 16 canciones de siempre, como ‘Nearness Of You’ (interpretada por Keith) y el cover de ‘Rock Me Baby’ (original de B.B. King) que llevaban con ella al clímax ante el fervor de la noche al ser tocada por Angus y Malcom Young con los Stones, era una combinación de riff’s, solos y tonos de cuatro guitarras, dos Gibson semihuecas, una Fender y una Gretsch, nunca se repetiría un evento de tal escala.

The Rolling Stones cerrando el festival en Canadá. Foto: José Pacheco S.
Este texto pertenece al primer número de Píntalo de Negro, Stoned, publicado en octubre de 2019.
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