Foto: José Pacheco S.
Distrito Federal, 2006
Por José Pacheco S.
En México todo comenzó una vez que los Stones tocaron en la Praia de Copacabana en Brasil, ya que la escenografía utilizada ahí sería empleada en el Foro Sol de la Ciudad de México y en el Estadio Universitario de Monterrey Nuevo León.
Como el concierto en Brasil fue gratuito, los gastos de traslado de los Stones fueron realmente bajos en ese lugar ya que no tuvieron que llevar el espectacular escenario que suele caracterizar cualquier gira de los Stones debido a que la estructura metálica es estándar y cualquier empresa organizadora de conciertos y espectáculos en cualquier lugar del mundo cuenta con este equipo genérico (cientos de tubos y fierros que sostienen cualquier escenario). Es así que los organizadores en México hicieron su agosto al no pagar el traslado del escenario on stage y con ello tener mayores ganancias al sólo tener que pagar las mantas en forma de hojas que cubrirían estos fierros.
De tal forma que los Stones al partir de Brasil a la ciudad de Buenos Aires, Argentina, un pequeño grupo de producción acompañado de trabajadores locales comenzaría a montar la estructura metálica en la Ciudad de México, puesto que no fue necesario transportar toneladas desde Brasil, y lo único que prácticamente trasladaron fue la enorme pantalla, los rieles, el templete principal, la plataforma para el escenario B y unos buenos juegos de varilites.
Los Stones llegaron a México en un vuelo privado y fueron transportados en cuatro camionetas Van al Hotel Four Seassons, ubicado en Paseo de la Reforma, la madrugada del viernes 24 de febrero, hospedándose en la acostumbrada smoking floor section, teniendo el balcón del hotel para su uso privado y con vista al jardín y fuente que se encuentran dentro del mismo.
Mientras, en el Foro Sol, en el edifico que sirve de zona de pits fueron adecuadas las oficinas del mismo para dar cobijo al staff y a la producción de Ocesa y desde ahí se apreciaba el avance que el steel crew llevaba sobre el escenario, dos front houses se encargarían de la programación y direccionamiento de luces así como la sonorización y apreciación de volúmenes indicados para la mejor acústica posible en el Foro.
El sábado por la tarde instalamos las mantas que cubrirían los fierros y cables que sostenían el escenario y por la tarde la enorme pantalla en el medio del escenario, personal de Vari-Lite coordinaban por la noche la iluminación de potentes reflectores y luces multidinámicas y, sin más, el personal de pirotecnia hizo lo suyo con una leve explosión.
Pero no todo eran fierros y luces, en el backstage se instaló una carpa al costado izquierdo de los camerinos donde se ofrecerían bebidas y excelente comida a los invitados de los músicos, así como a celebridades y personalidades del mundo económico, político y empresarial de este país, mismos que tuvieron que esperar para que los Stones sólo pasaran por ahí para saludar y su estancia no fuera mayor a cinco minutos para después dirigirse a la zona de camerinos y platicar con el resto de los músicos.
Los camerinos se adecuaban cumpliendo con los caprichos de esta banda; el viejo tapete persa que tanto misticismo y recelo ha servido de talismán a Charlie Watts, la mesa de billar característica al gusto por la carambola de Keith Richards, los sillones pop al gusto de la hija de Jagger y luces tenues para iluminar alguna obra de Ron Wood que desafortunadamente no pude apreciar. Y para contrastar con todo lo elegante y derrochado lujo, estuvo con su uniforme color amarillo huevo y negro lampareado un salvaje y poco orientado hombre que servía como elemento de la seguridad Lobo en la puerta de esta área.
Ese mismo sábado se dieron cita a las afueras del hotel aproximadamente unos 30 fans esperando poder ver a alguno de los Stones, pero desafortunadamente se encontraban cansados por el largo viaje desde Argentina, de tal suerte que solo salieron Bobby Keys, Andy Snitzer y los guardaespaldas de los Stones a dar un paseo por las inmediaciones del Hotel.
Al caer la tarde la situación era decepcionante así que entré decidido a presentarme con los Stones y arriesgarme a ser sacado con una patada y sufrir la discriminación de mis paisanos, pero al poder pasar y burlar algunas áreas restringidas se podía ver en uno de los pasillos a Bernard Fowler a quien le pregunté si saldrían a dar una firma pero respondió “están cansados viejo, tu sabes, fue un largo viaje”, pero en uno de los salones que están cerca de las boutiques del mismo hotel se encontraba Charlie Watts tomando un té con una dama, al cual sólo pude saludar y no echar a perder el momento con el flash de mi cámara y ser sacado de ese hotel por el cuerpo de seguridad ya que pretendía lo hicieran pero después de intercambiar una palabra con K. Richards.
Mientras, afuera se encontraban algunos fans que saben de un foro llamado El banquete de pordioseros, así como fotógrafos recién egresados de la Universidad y castos en la caza de una buena fotografía de los Stones, destacando entre todos a mi amigo de años, el fotógrafo José Luís Velasco, el cual ha ido a la caza de los Stones desde hace más de 12 años y cuyas fotografías son de gran calidad y algunas incluso mejores que las del mismo Fernando Aceves, señalando y reconociendo que su trabajo no tiene las mismas facilidades de acceso que tienen Aceves o Equihua. Ahí también estaba Roger Riffin, que en la actualidad es un gran referente de los Stones en mi país.
A partir de las 10:00 p.m. y al conocer la noticia de que los Stones no saldrían, empezaron a retirarse los fans, ya que en esos mismos momentos se ofrecía una cena de gala para los Stones en uno de los salones del hotel, y justo a la 1:00 a.m., en plena madrugada de domingo, salió Mick Jagger acompañado por cuatro guardaespaldas al Bar Condesa, diciendo a los presentes y a los que lo siguieron “no pictures, no signs, please…” sus guardaespaldas no permitían el acercamiento y Jagger cubría su rostro con una chamarra negra, ya a la llegada del Bar la misma historia se repitió… “no pictures, no signs, please…”
Ya el domingo por la mañana los técnicos y los instrumentos llegaron al Foro Sol llevando a cabo el sound check y las últimas pruebas de sonido, a las 16:00 horas se abrieron las puertas del recinto. Afuera los tickets para el concierto se revendían en sumas exorbitantes en donde todos querían estar. A las 18:45, aproximadamente, llegaron las camionetas Van con los Stones a la exclusiva zona de camerinos y VIP, a un costado del escenario.
Afuera, la Policía Federal Preventiva decomisó, o mejor dicho, robó souvenirs a los vendedores, tales como camisetas, llaveros, tazas, encendedores, entre otros productos, dejando el lugar como una zona de guerra, en la que el abuso de la autoridad hizo gala antes de que el mejor concierto en la historia de México comenzara, de tal suerte que parte de la subcultura mexicana no pudo dejar de faltar a este evento.
A las 19:00 horas se apagó el escenario y comenzó a tocar el grupo Fobia, llevándose una mala noche con uno que otro aplauso apagado así como la fuerte rechifla y abucheos por parte de los asistentes, “Somos la banda abridora del mejor plato fuerte que hay en el rock. Sabemos que vinieron a escuchar a los Rolling Stones” aseguró Leonardo, el vocal del grupo, intentando prender a la gente pero seis canciones tan sólo bastaron para que dijera: “ha sido una noche inolvidable para nosotros, muchas gracias” huyendo de la rechifla, sinónimos e insultos de todo tipo a los miembros de este grupo.
Así que la fiesta comenzó, vasitos de cerveza de a 25 pesitos mexicanos, el lejano y perdido olor a marihuana y de todo lo que apendeje en zonas olvidadas de boletos económicos, los baños portátiles, que bien servirían de contraportada en algún disco pirata en vivo y de recuerdo en su paso por esta ciudad con el título A Beggars Banquet for Mexicans o bien de cámaras de gas para darse las tres, mugrosos y mal olientes a orines y suciedad concentrada y el desprecio de los uniformados y poco instruidos empleados por honorarios que trabajan envalentonados en la corporación LOBO.
El concierto inició con esa fuerza y potencia de unos Stones renovados que impresionaron incluso a sus detractores de ocasión y desvelados mártires de U2, “Hace 8 años ¡ah! los extrañamos muscho…” decía Jagger en español con cierta dificultad, “¡Qué onda Mexico!” , “Que chido es estar aquí”…
Pero mentiría al decir que fue un buen concierto de los Stones ya que la altura y el frío que hizo esa noche en la Ciudad Deportiva ocasionaron que el público se apagará, si bien es cierto que gritaron y corearon las canciones, también es cierto que después de ‘Tumbling dice’ se fueron ahogando las gargantas, quedando inmóviles por el frío y el mismo Jagger no quiso contorsionarse como bien lo hizo en Monterrey, fue hasta ‘Miss you’ que el público regresó a dar un gesto de vitalidad, señalando que desafortunadamente hubo muchísimas personas que sólo fueron a ese concierto por el morbo generado por la publicidad, “el gran show” no importaba si solo conocían ‘Satisfaction’ o ninguna, de tal forma que sin lugar a dudas el mejor concierto en México de esa gira fue el que dieron en el Estadio Universitario de Monterrey.
Llegó el momento en el cual Keith Richards toma el micrófono y vuelve suyo el momento mas emotivo del concierto, sabe que tiene a su merced al público que lo recibe con aplausos, gritos y silbidos, él los observa, voltea hacia el infinito y ve la estructura del Foro Sol sus ojos miran esas 65, 000 almas que lo vitorean, se agacha y exclama: “Es muy bueno regresar a la ciudad y es bueno escucharlos una vez más ya que este lugar está vacío sin ustedes” y con ello tomar la guitarra acústica y entonar ‘This place is empty’ seguida de ‘Happy’ con la Telecaster de cinco cuerdas.
No recuerdo a otra banda que haya ocasionado que afuera del Foro Sol los árboles sirvieran de asientos y que muchos tuvieron que frustrarse por escuchar las canciones tras los barrotes de la Ciudad Deportiva y el circuito del Autódromo y ver con asombro las explosiones.
El puente de Churubusco ahora estaba cerrado y OCESA se había apropiado del mismo, blindándolo con laminas para que nadie pudiera observar el concierto como años atrás y colocándole una malla para que simplemente nadie que no tuviera boleto pudiera trasladarse de la banqueta del Palacio de los Deportes al Foro Sol, así que muchas personas por una u otra cosa quedaron afuera o fueron sacados por los Lobo al subirse a las sillas por la siempre conflictiva visibilidad que padecen los espectadores en este Foro cuando los lugares son numerados y seccionados de manera por demás desorganizada e injusta en precios. Mencionando la emoción ahogada de aquellas personas que no tenían más que su boleto de regreso del metro, pero estaban afuera por convicción y de corazón, con la nostalgia de lo que sería un melancólico y frustrado recuerdo.
Los Stones desplegaron todo su encanto y su mística de rockear como hace 40 años, aquella incertidumbre en el buen creyente por saber si su alma fue vendida al diablo o no, al ver que los años han pasado sin merma y han hecho a unos Stones más que sabios en su andar, estar por encima de cualquier show business en el mundo, haciendo lo que siempre han hecho y lo que ningún otro grupo de rock en la historia ha podido hacer… a fin de cuentas el tiempo está de su lado y pueden burlarse con gran desdén y desenfado de las arrugas de sus vivencias que son el sueño de cualquiera y el papel que tienen como estrellas de rock en la historia, así como el gran peso que tiene pertenecer a la banda más grande de rock de todos los tiempos, la banda que ha influenciado a miles, porque es eso… más que un concierto simboliza toda una actitud mas allá de principios y morales.