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‘Canoa’: Huella de un legado cultural

‘Canoa’: Huella de un legado cultural

Canoa: memoria de un hecho vergonzoso. Póster oficial

Por Fernando Palacios

El pasado 16 de octubre, lamentablemente, falleció uno de los directores más influyentes del siglo XX en México. Felipe Cazals formó parte de una ola de realizadores que sucedieron a la versión romantizada que ofrecía la época de oro en el cine mexicano. Directores como Jaime Humberto Hermosillo, Arturo Ripstein, Paul Leduc, Jorge Fons y el propio Felipe Cazals abordaron temas que las nuevas generaciones de aquella época demandaban. El cine de cantos charros iba en picada, la gente cada vez lo consumía menos.

En ese contexto se sitúa Canoa: memoria de un hecho vergonzoso. La película, basada en un acontecimiento real, narra la historia de cinco jóvenes trabajadores de la Benemérita Universidad de Puebla que deciden excursionar en el pueblo de San Miguel Canoa con la intención de escalar el volcán “La Malinche”. Sin embargo, el pueblo, influenciado en buena medida por el adoctrinamiento religioso y el cura Enrique Meza, una de las figuras de mayor poder del pueblo, percibe la visita de los trabajadores como parte de la “amenaza comunista” a la que el gobierno de los sesentas hacía referencia. Los jóvenes cometen el error de presentarse ante el cura como miembros de la universidad y el pueblo decide lincharlos.

Enrique Lucero como el cura

Adelanto que no es ningún spoiler hablar del linchamiento de los personajes, porque precisamente al principio de la película un par de periodistas anuncian la masacre y además indican quiénes murieron y quiénes no. Sin embargo, la información no es precisa. Lo importante de esta primera secuencia es que Felipe Cazals no da lugar a la sorpresa. Desde el principio el espectador ya sabe lo que va a suceder.

Este último punto le da al público un lugar de privilegio, además de generar suspenso, porque lo mantiene a la espera del linchamiento. En aquella larga conversación que Alfred Hitchcock mantuvo con Françoise Truffaut hay una explicación sobre la idea del suspenso en el cine, ya que muchas veces el público considera, de manera equivocada, que debe existir una relación entre el suspenso y el miedo. O el suspenso y la sorpresa.

Canoa
Los protagonistas de esta historia, sin conocer su destino

No es así, la definición de suspenso está implícita en la palabra: se trata de suspender el tiempo. Se trata de darle información privilegiada al espectador, que los propios personajes de la película desconocen, para que pueda anticipar un acto. El chiste del suspenso es adelantarle al público que una bomba va a estallar antes de que los protagonistas lo sepan y en este caso la bomba es el linchamiento.

Por otro lado, está también la complejidad de realizar una película coral, pero que además mantiene distancia con el espectador porque en ningún momento conocemos a detalle la vida de los personajes. Todo está planteado desde una visión objetiva que no cae en el sentimentalismo, porque además toda la cinta no da pie al uso de música incidental. Quizás por esta razón el impacto de todo es aún mayor. Uno de los pocos elementos musicales que se percibe está casi al final de la película, después del linchamiento, durante “el baile del diablo” que, de manera muy explícita, expone el triunfo de la violencia.

Canoa fue el cuarto largometraje de Felipe Cazals y el primer guión de Tomás Pérez Turrent. Y quizás también se trató de la película que terminó anticipando la temática del resto de la filmografía de Cazals, como podemos ver en El Apando o Las Poquianchis. Fue muy curiosa la aprobación, tanto para la filmación, como para el estreno de Canoa debido a la fuerte crítica de la película hacia el poder eclesiástico del país. Sin embargo, habría que decirlo, al gobierno de Luis Echeverría le venía muy bien mostrar una imagen de apertura después de la matanza de 1968.

Fotograma de Canoa de Felipe Cazals

Canoa, además, de manera simbólica, hace una crítica a los medios de comunicación, representados en las bocinas del pueblo, que dan voz al antagonista. Voz que reproduce canciones por cincuenta centavos, que exhibe a los campesinos que no están al corriente con los pagos de la Iglesia, que grita, que ataca y se defiende en contra de la “amenaza comunista”. Por este conjunto de ideas es que resulta difícil imaginar su exhibición en 1975, porque además la posibilidad de hacer cine con temática social se acabó muy pronto y vino la sustitución en los años ochenta, durante el “Margarato”, por las sexycomedias.

También es complicado imaginar actualmente una película mexicana que pueda siquiera acercarse al éxito de taquilla de Canoa en aquella década, porque la película estuvo ¡setenta semanas en cartelera! Lo cual abona a la premisa inicial de este texto: el público estaba ávido de ese contenido. Pero si resulta difícil imaginarlo, es porque la política de exhibición en salas en México pasó de un 50% para películas mexicanas a un 10% después del Tratado de Libre Comercio. Es comprensible que las prioridades del actual gobierno están en otro lado, pero quizás ya es hora de dejar de ver al cine en México como un producto y no como parte de la memoria cultural del país.

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