Se acabó la función, decimos adiós a Héctor Bonilla
Héctor Bonilla plasmó huellas imborrables. Ya fuera vestido de cura en un intento de atraco a La Villa en Matinée, escogiendo discos en María de mi Corazón, las secuencias en familia filmadas en ese set clandestino que aparentaba ser un departamento de Tlatelolco en Rojo Amanecer o como El Ángel Enmascarado en La leyenda de una máscara. Será difícil quedarnos con un solo momento de lo que el primer actor le dejó a las artes y a la lucha social de nuestro país.