Héctor Bonilla y María Rojo en ‘María de mi corazón’, estrenada en 1979
Héctor Bonilla plasmó huellas imborrables. Ya fuera vestido de cura en un intento de atraco a La Villa en Matinée, escogiendo discos en María de mi Corazón, las secuencias en familia filmadas en ese set clandestino que aparentaba ser un departamento de Tlatelolco en Rojo Amanecer o como El Ángel Enmascarado en La leyenda de una máscara. Será difícil quedarnos con un solo momento de lo que el primer actor le dejó a las artes y a la lucha social de nuestro país.
El cine mexicano se pinta de negro una vez más, el actor Héctor Bonilla falleció este viernes a los 83 años de edad debido a un cáncer de riñón. La Secretaría de Cultura informó en sus redes sociales sobre el deceso, mientras que su familia nos dejaba claro que el actor había muerto en paz, sin dolor y con su círculo más íntimo que lo acompañó hasta el final.
“Somos conscientes de que Héctor dejó un legado inconmensurable y muchísimos corazones lamentarán su perdida. Sepan que, a pesar de la infinita tristeza que nos embarga, estamos tranquilos por despedir a un hombre que se fue sin deberle nada a nadie, que vivió intensa y plenamente, que predicó siempre con el ejemplo y sembró amor y alegría por cada camino que recorrió”. Informaban sus cercanos en un comunicado.
Para cerrar las líneas de despedida, la carta incluye el epitafio que Héctor redactó hace varios años para decir adiós:
Se acabó la función,
No estén chingando.
El que me vio, me vio.
No queda nada.
Héctor Bonilla nació el 14 de marzo de 1939 en Ciudad de México. Estudió en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes, que lo formó para desenvolverse en las disciplinas que dominó por más de seis décadas.
Debutó en el cine en 1962 con la cinta Jóvenes y Bellas del puertorriqueño Fernando Cortés, aunque la fama llegaría un poco después. En esa década tuvo cinco papeles más, la mayoría discretos, pero figurando al lado de gigantes de nuestro cine como el director Rafael Baledón, Maura Monti y Ofelia Medina en la cinta Patsy, mi amor de 1969.
Los 70 fue probablemente su época más seria y más poblada de producciones actuando hasta en tres películas en un solo año. Fue en ese periodo cuando trabajó con Jaime Humberto Hermosillo para las cintas El Cumpleaños del Perro (1974), Matinée (1976) y en 1979 cerraba la década con ese drama titulado María de mi Corazón al lado de María Rojo.
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1989 llegaba con la que quizá es la cinta con valor histórico más grande para los mexicanos. Jorge Fons, con pocos pesos en el bolsillo, realizaba Rojo Amanecer. Ese rodaje dejaba algo claro, Bonilla no solo era un gran actor, sino un activista social, al igual que el director, a quien también tuvimos que despedir un par de meses atrás.
Su carrera parecía no tener freno, ya que a principios de los 90 estuvo presente en dos referentes inmediatos para nuestro cine, La Leyenda de una Máscara de José Buil y El Bulto de Gabriel Retes.
Siempre rodeado de alusiones sociales y pendiente de nuestra política, fue diputado de la Asamblea Constituyente de Ciudad de México y en 2012 protagonizó un spot de Morena donde afirmaba que Andrés Manuel López Obrador era la mejor opción para dirigir el país.
Publicación oficial de Presidencia
Pese a que el todavía IFE censuró el comercial y lo suspendió en 21 estados, el primer mandatario siempre lo consideró un compañero de lucha. “Lamento el fallecimiento de Héctor Bonilla, gran actor, honesto y siempre con firmes convicciones”, señaló el presidente, Andrés Manuel López Obrador en sus redes sociales al enterarse de su fallecimiento.
Los últimos años de su vida los dedicó al doblaje y la narración, el actor prestó su voz para películas como El Libro de la Selva, Coco y Ana y Bruno. El mexicano estuvo nominado seis veces al Premio Ariel y lo ganó en dos ocasiones, en 1975 por Meridiano 100 y en 1991 por Rojo Amanecer. Más adelante, en 2019, fue reconocido con un Ariel de Oro por su trayectoria artística.