Foto: David Pichardo
Por David Pichardo
Todo sucedió una tarde cualquiera a inicios de los 80 en el exclusivo barrio de la colonia Polanco de la Ciudad de México, que por una u otra razón visitaba aquel día y donde había mucho movimiento de transportes que tradicionalmente se usan cuando graban una película o un programa de televisión.
Ante mi curiosidad, pregunté a unos trabajadores de la filmación qué era lo que se estaba rodando, algunos no sabían, otros me ignoraron y uno más me dijo que se trataba “del video de unos ingleses que hacen rock”, fue entonces que mi curiosidad acrecentó (todos sabemos que en aquellos años era prácticamente imposible tener la visita de algún grupo de Inglaterra en nuestro país para el motivo que fuera).
Obviamente mi esencia rockera no me dejaría descansar hasta saber quiénes eran esos rockeros de Inglaterra que habían escogido la Ciudad de México para grabar un video. Seguí preguntando hasta que un trabajador me dijo que esos rockeros eran nada más ni nada menos que sus Satánicas Majestades: The Rolling Stones.
Yo no daba crédito ante la espectacular noticia, era obvio tenía que hacer hasta lo imposible para conocerlos aunque fuera a la distancia de aquel elegante inmueble de la colonia Polanco que a la fecha permanece en el Parque del Reloj (la casa donde se rodó este video está justamente enfrente de dicha emblemática construcción que da nombre a este parque). Fue entonces que me acerqué con uno de los trabajadores de intendencia de la filmación para que me diera mayores informes.
Me comentó varios detalles, entre ellos que por la tarde de aquel día uno de ellos (obviamente Mick Jagger) hasta se había tomado el tiempo de sentarse en el césped del Parque del Reloj tan sólo para relajarse y tomar un refrigerio en absoluto anonimato. Estoy completamente seguro que dicho trabajador se dio cuenta de mi emoción, cara de incredulidad y hasta desesperación de poder tener algún contacto con cualquiera de ellos y de inmediato se le ocurrió la brillante idea de que una posibilidad para poder ingresar a la mansión era hacerme pasar como otro empleado de limpieza, así que me dio una escoba y a barrer se había dicho, esperando el momento que aparecieran.
Quien suscribe, ahí estaba barre y barre cuando de repente apareció frente a mí el gran Mick Jagger, lo recuerdo como una persona sumamente amable y a la vez frágil. El ansiado momento había llegado, mi encuentro con él se reduce a tal vez escasos 40 segundos (no más) pero a mí se me hicieron una eternidad.
“Quien suscribe, ahí estaba barre y barre cuando de repente apareció frente a mí el gran Mick Jagger, lo recuerdo como una persona sumamente amable y a la vez frágil”.
Entre mi asombro, nervios e inmensa alegría, lo único que se me ocurrió decirle fue algo más o menos así: “I really like your music, nevertheless my all times favourite band is The Who”, recuerdo perfectamente que Jagger solamente sonrió ante tan inoportuno comentario de mi parte (quizá para sus adentros ha de haber pensado lo muy pen… ingenuo e inocente que me vi esa ocasión).
Dadas las condiciones de espontaneidad del asunto para mi muy buena suerte traía un ticket de la extinta tienda de Gigante, que se ubicaba en Moliére esquina Ejército Nacional, y un lápiz, con ambos objetos le pedí me dedicara un autógrafo, mismo que comparto junto con el relato de esta increíble anécdota.
Una vez obtenido el autógrafo, seguí con mis labores de limpieza un ratito más. Confieso que en los muy breves instantes que conversé con Mick Jagger, nunca dimensioné lo exageradamente afortunado que fui en ese momento, fue hasta que iba de regreso a mi casa que me percaté de la anécdota de vida que acababa de experimentar, mi felicidad del momento no podía ser más grande, solo me decía a mí mismo: “no mam… acabas de hablar con Mick Jagger y hasta te dio un autógrafo”, y así una y otra vez hasta que llegué a casa.
Recuerdo claramente que una vez en mi domicilio, tenía que presumir tan espectacular acontecimiento, así que de inmediato le hablé a un amigo de la preparatoria quien era fiel seguidor de los Rolling Stones y cuando le dije “te hablo para decirte que hace unos instantes Mick Jagger me dio un autógrafo”; sus palabras fueron de total incredulidad (con los improperios adecuados para la ocasión) misma que desapareció cuando le mostré el autógrafo aquí compartido.
A la fecha que escribo este relato, todavía no estoy seguro si el día de la filmación había más integrantes de los Stones (estoy casi seguro que en esa ocasión solo estaba Jagger), pero es algo que quizá algún día logre investigar. En su momento, la emoción de haber cruzado unas palabras con Jagger y obtener un autógrafo de tan legendario personaje, era mucho más de lo que esperaba.
Desde dicho momento, este autógrafo forma parte de mis tesoros más preciados y anécdotas favoritas a relatar con amigos y conocidos. Afortunadamente nunca se me ocurrió enmicarlo, pues con el paso de los años se pudo haber “quemado” como coloquialmente se llama ese proceso que sucede cuando se llega a enmicar algún documento importante.
Por décadas desconocía de qué video se trataba dicha filmación, fue hasta el auge de las redes sociales que di a conocer la anécdota aquí compartida y me hicieron saber que se trató del video ‘Undercover Of The Night’.
Long Live Rock. PÍNTALODENEGRO