Tere Estrada. Foto Píntalo de Negro
La cantante celebró 33 años de carrera con concierto al aire libre en la pérgola del Complejo Cultural Los Pinos
El que fuera templo del exceso y alarde de los expresidentes, fue el lugar donde el domingo pasado Tere Estrada celebró un año más de carrera junto a decenas de seguidores, allegados y familia.
Una banda compuesta por batería, teclados, bajo, violín y sax acompaña la voz y guitarra de Tere Estrada. Su música deambula ya no en el sonido callejero que tuvo en sus inicios sino en géneros como el funk, jazz y blues.
Entre canción y canción compartió detalles de su trayectoria como la creación de sus libros Sirenas al Ataque y Un blues en la penumbra o anécdotas personales como el ver a su hijo dormido sobre su amplificador o el estuche del bajo cuando era pequeño.
Durante el concierto que se llevó a cabo en la pérgola del Complejo Cultural Los Pinos sonó alguna vieja pieza como ‘Oye Chava’ y luego vinieron temas pertenecientes principalmente a su álbum Un blues en la penumbra, entre ellos ‘La voz, mi camino’, ‘Estréchame’, ‘Vamos Gato’, ‘Luna en el agua’, ‘A oscuras y sin blues’, ‘Un blues en la penumbra’ y ‘Madre del Rocanrol’.
Han pasado tres décadas y tres años desde que Tere Estrada dió su primer concierto en el Foro Tlalpan y al verla tocar es evidente que suena justo como ella desea. Los músicos que la acompañan -más jóvenes- siguen la pauta que marca Tere con la experiencia de haber formado agrupaciones como La Fábrica Azul, Aeroplano, Esquina Bajan o Entenados del enjambre; de ser autora de uno de los documentos más importantes sobre el rock en México; de llevar su música a escenarios de festivales de blues alrededor del mundo y de hoy seguir con la guitarra colgada al frente de una banda.